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Propósito de la Agenda

  • Reducir, tratar y disponer de manera segura los residuos de establecimientos de salud
  • Proteger la salud pública reduciendo el volumen y la toxicidad de los residuos producidos por el sector de la salud, implementando al mismo tiempo las opciones ecológicamente más sensatas de gestión y disposición de residuos.

El problema global

La OMS ha publicado una serie de principios básicos que señalan a la gestión segura y sustentable de los residuos de la atención médica como un imperativo de la salud pública e instan a todos los actores relacionados con esta actividad a sostenerla y financiarla adecuadamente . Los gobiernos de todo el mundo, a través de la Asamblea Mundial de la Salud, han hecho un llamamiento a afrontar más activamente la problemática de los residuos médicos. Un Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha propuesto “el desarrollo de un marco legal internacional amplio para la protección de la salud humana y el medio ambiente contra los efectos adversos de la gestión y disposición inadecuada de residuos médicos peligrosos”.

Lamentablemente, la gestión de los residuos sanitarios aún es objeto de escasa financiación y de una mala implementación. La combinación de las propiedades tóxicas e infecciosas de los residuos médicos representa una amenaza, que es subestimada, para la salud pública y el medio ambiente. Un análisis reciente de la bibliografía sobre el tema llegó a la conclusión de que más de la mitad de la población mundial está en situación de riesgo debido a los efectos de los residuos sanitarios sobre la salud.

A diferencia de lo que ocurre con muchos otros residuos peligrosos, en la actualidad no existe ninguna convención internacional que cubra directamente la gestión de los residuos médicos, por lo que su categorización varía de un país a otro. Sin embargo, se suele categorizar a los residuos de acuerdo con los riesgos que implican. La mayor parte de los residuos médicos —del 75% al 85%, aproximadamente— es similar a los residuos municipales comunes y supone un riesgo bajo a menos que se los incinere.

La categoría que le sigue a la anterior en cantidad es la de los residuos infecciosos (aproximadamente entre el 5% y el 25% de la totalidad de los residuos). Los residuos infecciosos pueden subdividirse en residuos infecciosos generales, objetos cortantes (1% del total), residuos altamente infecciosos, anatómicos (1%) y patológicos.

Los residuos químicos y radioactivos —productos farmacéuticos, sustancias químicas de laboratorio, productos de limpieza, metales pesados como el mercurio de los termómetros rotos, y los plaguicidas con diversos efectos en la salud y el medio ambiente— constituyen alrededor del 3% de los residuos médicos.

Las aguas residuales de los hospitales suelen excluirse de la lista de residuos médicos, pero también corresponde tenerlas en cuenta. El efluente de los establecimientos de salud contiene más patógenos resistentes a los medicamentos, mayor variedad de sustancias químicas y más materiales peligrosos que las aguas servidas domésticas.

La incineración de residuos médicos genera diversos gases y compuestos peligrosos, entre ellos, ácido clorhídrico, dioxinas y furanos, y metales tóxicos: plomo, cadmio y mercurio. La disposición de residuos sólidos produce emisiones de gases de efecto invernadero, incluido el metano, un gas de efecto invernadero veintiuna veces más potente que el dióxido de carbono.

Soluciones hospitalarias

Los residuos sanitarios, debidamente gestionados, no deberían causar ningún efecto adverso en la salud humana ni en el medio ambiente. La gestión de los residuos médicos es compleja, y sus buenos resultados dependen, en gran medida, de cambiar los hábitos del personal del hospital.

En este sentido, la reducción de residuos y su adecuada separación resultan esenciales. Al clasificar apropiadamente y reducir los residuos, los hospitales no solo evitan los costos de disposición y los peligros ambientales, sino que además, a menudo, pueden reciclar gran parte de sus residuos no médicos, con lo que reducen la cantidad de materias primas, energía y procesamientos requerida para reemplazar los productos utilizados. Por otra parte, cuando se mezclan residuos no médicos y residuos médicos peligrosos, los hospitales terminan incurriendo en cargas adicionales para disponer mayores volúmenes de residuos médicos, costo que puede superar por varios múltiplos el de disponer residuos no médicos.

Los establecimientos de salud pueden reducir la cantidad de residuos y de emisiones de gases de efecto invernadero que generan transformando sus residuos en abono, reciclándolos (incluidos los gases anestésicos), realizando mejores compras (minimizando el uso de envases, usando productos reutilizables en lugar de descartables y comprando productos reciclados) y minimizando el transporte de residuos (mediante su tratamiento y disposición a nivel local).

La pequeña porción de los residuos médicos potencialmente infecciosos comprende una alta proporción de plásticos, y se los puede reciclar o volcar en vertederos luego de su desinfección, en lugar de quemarlos, ya que la incineración de plásticos produce altas cantidades de gases de efecto invernadero, además de contaminantes tóxicos, como dioxinas y furanos . Funcionarios de las Naciones Unidas han recomendado el uso de alternativas a la incineración y el otorgamiento de fondos para esta transición, medidas que consideran esenciales para proteger el derecho a la salud y otros derechos humanos fundamentales . La Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes y la OMS también aconsejan recurrir a alternativas a la incineración para reducir la contaminación global con dioxinas y furanos.

Existen diversas tecnologías diferentes de la incineración que permiten desinfectar, neutralizar o contener los residuos, en forma segura, para su disposición en vertederos. La información sobre tecnologías alternativas para el tratamiento y la gestión de residuos está disponible en forma gratuita . Probablemente, la esterilización en autoclave sea el método de desinfección distinto de la incineración más ampliamente utilizado. Las autoclaves son económicas, se fabrican en una amplia gama de opciones que se adecúan a la mayoría de las necesidades, y su empleo resulta muy familiar para los sistemas de salud, que los usan rutinariamente para esterilizar productos quirúrgicos y otros productos médicos.

Acciones concretas:

  • Implementar procedimientos de compras que sean ecológicamente preferibles y que eviten materiales tóxicos, como el mercurio, el PVC y los productos descartables innecesarios.
  • Crear una comisión de gestión de residuos y asignar a la gestión de residuos un presupuesto específico.
  • Implementar un programa amplio de reducción de residuos, que incluya la medida de evitar, cuando sea posible, el uso de medicamentos inyectables cuando los tratamientos por vía oral tengan la misma eficacia.
  • Separar los residuos en origen y comenzar a reciclar los residuos no peligrosos.
  •  Implementar un programa de capacitación amplio sobre gestión de residuos que incluya el tema de las inyecciones seguras, así como el de la manipulación segura de objetos cortantes y de otras categorías de residuos.
  • Procurar que las personas que manipulan residuos estén capacitadas, vacunadas y cuenten con equipo de protección personal.
  • Introducir tecnología de tratamiento de residuos que no implique la incineración, para garantizar que los residuos que no se puedan evitar se traten y dispongan de manera segura, económica y ambientalmente sustentable.
  • Propugnar que las autoridades públicas construyan y administren vertederos seguros para la gestión de residuos no reciclables después de su tratamiento.
  • Apoyar y participar en la elaboración e implementación de políticas de “basura cero” que reduzcan en una proporción significativa la cantidad de residuos generados en los niveles hospitalario, municipal y nacional.